Este es un libro sobre la vastedad del océano, y por eso también es sobre la finitud. El horizonte oceánico, siempre inalcanzable, y la inmensidad de su superficie, cambiante e invariable, siempre han encarnado la experiencia de lo eterno. La profundidad inexplorada que nos separa de su lecho es lo otro de lo humano, insondable y peligroso, pero también el hogar de nuestros miedos y deseos. Anhelamos y tememos al océano como a un espejo de nuestra propia finitud.